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Writer's pictureLuis Palacios Araus

El silencioso del equipo

Jesús tiene 38 años y trabaja en una empresa de automoción en el departamento de calidad. María, su jefa, se queja de que apenas habla en las reuniones. Se siente incómoda al no saber "por donde va" y le parece que aporta pocas ideas al equipo.


En la biografía de Jesús destaca que es el hermano mayor y siempre fue "el favorito de mamá". Los celos generados por esta posición le crearon muchos problemas con su padre y hermanos.

reunion equipo silencioso

Adoptando la actitud de "silencioso" en su lugar de trabajo, "se defiende" de posibles críticas. Sea su objetivo o un efecto colateral termina consiguiendo ser el foco de atención de María y atrayendo la agresividad del resto del equipo. De esta forma, en cierto modo, termina repitiendo su rol familiar.


Así, Jesús se ha convertido, consciente o inconscientemente, en un emergente que canaliza la agresividad hacia la jefa, tanto la que provoca su actitud, como la que proviene de cualquier otra causa de enfado que pueda haber en el equipo. lo que le aproxima al rol de chivo expiatorio. 


Ahora, María tiene un problema que puede afrontar siguiendo dos caminos, confrontar o tolerar la actitud de Jesús.


Si se empeña en que Jesús hablé más, posiblemente caiga en una actitud casi violenta, emocionalmente es muy invasivo (e inútil) pedirle a alguien que cambie su personalidad y el resto del equipo sentirá justificada su agresividad por la conducta de María. Llevado a una situación extrema, si Jesús sale del equipo, es cuestión de tiempo que aparezca otra manifestación de la agresividad del equipo puesto que, en realidad, casi nada se ha resuelto.


Si decide "tolerar" el silencio de Jesús y no acepta el "sacrificio del chivo expiatorio" puede ser considerada "blanda" y ser criticada por ello. Pero, en este caso, su actitud es de respeto y puede llegar a facilitar un clima más constructivo en el equipo. Paralelamente, no sería descabellado intentar buscar las causas de descontento en el equipo que se está canalizando a través de la actitud de Jesús.


Para equilibrar esta intervención, María podría ser explícita en "recompensar" las aportaciones que realizan el resto de los miembros del equipo. A través del reconocimiento con palabras y gestos como los incentivos económicos y las promociones.


En cualquiera de las opciones planteadas, María va a ser el blanco de la agresividad grupal, algo que finalmente va asociado al cargo. Pero en una cede a sus propio enfado y presión grupal posiblemente siguiendo una dirección equivocada, mientras que en la otra toma una decisión racional y seguramente más adecuada.


Finalmente, si María "cuida" a Jesús de repetir su historia y de la agresividad de sus compañeros, éste, lógicamente, se sentirá mejor. Y ella también, porque, aunque pueda sonar ingenuo, forma parte del trabajo del directivo el cuidado de sus subordinados.


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