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  • Writer's pictureLuis Palacios Araus

¿Fuimos carroñeros?

Se puede considerar que hay dos grandes hitos en la evolución humana. El primero, protagonizado por los primeros australopitecos, es la adquisición de una clara marcha bípeda. El segundo, a cargo de los primeros representantes del género Homo, un gran aumento del cerebro.


Este segundo paso tiene un gran coste energético porque el cerebro es un órgano "caro". Por ejemplo, nuestro cerebro consume el 20% de nuestra energía. Para "pagarlo" hace falta una dieta de alta calidad y esto implica el consumo de carne.


La cocción del alimento también puede ayudar al desarrollo del cerebro porque permite "ahorrar" en intestinos, pero la domesticación del fuego vuelve a requerir un cerebro desarrollado. Por tanto, no debió ser muy útil en esta etapa.


Entonces se plantea la necesidad de cazar. Pero el ser humano no es un hábil depredador como podría ser un felino. Su estilo de caza se basa en le uso de armas y la cooperación grupal. Lo cual requiere un cerebro un desarrollado. Esto deja la cuestión en un bucle sin aparente solución.


La salida a este bucle es el carroñeo. Posiblemente, nuestro primer aporte o complemento significativo de carne fue el consumo de los restos de las presas que otros animales cazaban. Un ejemplo podría ser el acceso al tuétano de los huesos, que es relativamente sencillo de obtener y ofrece un elevado aporte calórico.


En cualquier caso, el carroñeo pudo ser ese escalón intermedio que permitió a nuestros antepasados desarrollar el cerebro hasta el nivel suficiente como para poder empezar a cazar por ellos mismos.


Parece que hay un cierto acuerdo de que como mínimo, hace 2,5 millones de años, algunas poblaciones de australopitecos de la actual Etiopía, procesaban piezas de carne y hay evidencias de consumo del tuétano. No se puede distinguir si su origen era el carroñeo o la caza. Más allá de estos datos, cabe esperar que el carroñeo se repitiese y generalizase en homininos más recientes como Homo habilis.


Paradojas de la vida, la especie que iba a terminar "reinando" en todo el planeta, en sus orígenes, tuvo que conformarse con comer lo que otros animales despreciaban.


Más información en "¿Qué comían nuestros ancestros" A. Pineda y L. Pérez. Ed. Salvat. Colección Evolución Humana. 2023


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