La sinceridad, mal entendida, está sobrevalorada. Cuando una persona es transparente, con facilidad dice cosas que resultan inoportunas, o incluso ofensivas, a quienes le rodean. Además, ofrecer información personal "sin filtro" te sitúa en una posición muy vulnerable.

Por otra parte, cuando se engaña, se genera malestar y agresividad. La pérdida de la
confianza daña, incluso destruye la relación. Además, fácilmente, genera sentimientos de culpa en quien la utiliza.
Se puede buscar una solución intermedia. La honestidad se asocia a decir la verdad pero no
hace falta decir toda la verdad. Basta compartir hasta donde nos interesa. De esta forma, evitamos engañar, manteniendo nuestra privacidad.
El resultado implica incluir un componente de manipulación en la relación. Pero hay que reconocerlo, ¡En todas las relaciones hay un cierto y necesario grado de manipulación!
Comments