En nuestra sociedad, los resultados académicos de niños y adolescentes tienen una gran importancia. Es frecuente asignar premios a las buenas notas, un juguete muy deseado, la última versión de un móvil, el viaje de final de curso... Paralelamente, los malos resultados se pueden asociar a no ver una serie favorita, quitar el móvil o no tener permiso para salir un fin de semana.
Esta estrategia de "palo y zanahoria" puede resultar útil como un medio para conseguir que lo estudiantes obtengan buenas notas. Pero no sale gratis, tiene un coste emocional. De forma inadvertida se entrena a niños y adolescentes a que su conducta esté determinada por lo que reciben o pierden. Más que facilitar la adquisición de la madurez, se les mantiene en una posición infantil.
Sin cuestionar la importancia de los resultados académicos, en la educación, también convendría tener en cuenta, hasta que punto supeditar los "medios" para conseguir el deseado "fin" compromete la adquisición de la autonomía personal.
Cuando los individuos no terminan de crecer, la dinámica familiar se resiente y el planteamiento de las democracias pierde solidez.