La terapia se basa en la relación entre dos personas que tiene como objetivo el cambio hacia una mayor autonomía y bienestar emocional.
En este proceso de cambio, es muy importante facilitar la expresión de las emociones. Es un primer paso, para realizar una reflexión que permita manejarlas adecuadamente y, de esta forma, en el futuro se encuentren al servicio de la persona, en lugar de estar en su contra.
Menos evidente, pero no por ello menos importante, resulta el modelo de relación que se establece en este proceso. De alguna forma, la relación con el profesional ofrece la oportunidad de revivir y reparar las relaciones que resultaron significativas en la historia de esa persona.
Desde esta perspectiva, puede ser conveniente analizar hasta qué punto las relaciones de una persona han sido más o menos invasivas. Paralelamente, resulta clave el grado de respeto que se ofrece en la relación terapéutica.