La lactancia materna no es la única característica diferencial de los mamíferos. Tenemos un particular y eficaz sentido del oído. Se caracteriza por la articulación de los famosos huesecillos martillo, yunque, estribo y lenticular que evolucionaron a partir de algunos huesos de la mandíbula de los reptiles.
Por otra parte, acceder al mundo de los sonidos abre la oportunidad de construir un nuevo sistema de comunicación entre los miembros de la misma especie.
Durante los primeros meses de vida, el bebé expresa a través de diferentes vocalizaciones que algo le molesta, gritando o llorando, o que algo le gusta con expresiones de placer y risas. La madre a través de la modulación de su voz le transmite tranquilidad y amor. Se trata de una comunicación no verbal que facilita la expresión de sentimientos.
Quizás asociado a estos "viejos" recuerdos, el sentido del oído tiene un componente emocional muy elevado. Las melodías musicales posiblemente nos ayudan a abrir ese baúl de recuerdos grabado a lo largo de nuestros primeros años de vida.
No es necesario tener ninguno de estos conocimientos para disfrutar de un concierto. Pero entender algunas de las cosas que nos suceden puede añadir un plus a esa satisfacción.
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